lunes, 22 de febrero de 2021

Tesoros carentes de interés

 



El País, 4-03-2013

https://elpais.com/elpais/2013/03/03/opinion/1362334143_639734.html

 

Hace ya más de cuatro años, cuando el magnate alemán de la construcción, Axel Guttmann, puso a la venta su colección de piezas arqueológicas, el museo germano que la adquirió denunció que entre ellas había algunas exportadas ilegalmente desde España. El verano pasado se celebraba también en Alemania una subasta de cascos celtíberos de enorme valor que también podrían haber salido de España de manera ilegal y en octubre la sala de subastas Christie's vendió en Londres tres casos más por 90.000 euros.

 

Tales pruebas podrían indicar que una organización delictiva estaba saqueando yacimientos españoles, pero, tras varios meses de investigación, la Guardia Civil española ha recuperado más de 4.000 piezas arqueológicas y ha dado con el saqueador: un jubilado del pueblo de Aranda de Moncayo (Zaragoza) que, armado de un detector de metales, desvalijaba los yacimientos de la zona.

 

Nada, por tanto, de ladrones expertos en arte y miembros de una organizada trama delictiva. Simplemente, el hombre vendía las piezas a un coleccionista alemán que a su vez disponía de un técnico que dejaba las obras relucientes. De ahí pasaban al mercado negro. Es una historia, en fin, más sencilla, que recuerda a la del electricista de la catedral de Santiago de Compostela, autor confeso del famoso robo del Códice Calixtino. Aquel fue también un hurto que alimentó todo tipo de teorías acerca de tramas internacionales. El ladrón, como ahora, estaba  bien cerca.

 

Pero hay algo más que une a ambos casos: la alarmante ausencia de interés sobre el patrimonio histórico y artístico que España parece dispuesta a dejar escapar. Quedó patente en el caso de la catedral de Santiago y ha quedado patente ahora, cuando desde Alemania se alertó a España en varias ocasiones y las autoridades hispanas ni siquiera se dignaron reclamar las piezas robadas. Lo ha recordado de nuevo la alcaldesa de Aranda de Moncayo al denunciar que Arátikos, el yacimiento saqueado durante probablemente más de veinte años por el jubilado, carece de vigilancia alguna. Fuera demuestran tener más aprecio a estas cosas.


lunes, 15 de febrero de 2021

Hotel, dulce hotel

 


Eduardo Verdú

El País, 1-02-2011

https://elpais.com/diario/2011/02/01/madrid/1296563066_850215.html

 

Está bien viajar, pero el verdadero placer del turismo es regresar a casa. De la misma forma que uno de los mejores momentos de la visita a una ciudad extranjera es llegar al hotel. Los hoteles actúan como una versión renovada, exótica, solícita del hogar. La provisionalidad de la estancia, el agujero de conejo que representan en nuestra rutina convierten a la flamante habitación en un refugio especial, único, en una residencia dentro de un tiempo regalado.

Muchos de los recuerdos asociados a las escapadas por España o el resto del mundo dependen de lo felices que fuimos en el hotel. De lo acogedor que resultase el edredón, la luz de la mesilla, de la amplitud de la ducha, de la cantidad de canales sintonizados en la televisión anidada en una esquina de la estancia. Cuando la fatiga de las calles nuevas, de los museos interminables, del sol de las plazas nos desgasta, basta pensar en el retorno a la habitación del hotel para encontrar un avituallamiento anímico y así proseguir con la botellita de agua mineral y la Nikon el recorrido turístico.

Los hoteles no pretenden reeditar nuestra casa, ni siquiera, muchas veces, evocan la cultura del lugar donde se alzan. Son siempre el mismo hotel en todo el mundo, son un lugar en sí mismo con cientos de miles de variantes, son otra pequeña ciudad dentro de la ciudad, con su propia experiencia culinaria, su climatología, sus olores y sus texturas. Los hoteles, con el misterio de sus precios fluctuantes y sus silencios, de sus mueblebares y sus horarios de salida, son el reencuentro con nosotros mismos en un momento en el que jugamos, sin calcetines, a ser otra persona.

(…)

martes, 19 de enero de 2021

El miedo a perder

 


Berta Vías Mahou

El País, 24-02-2015

https://elpais.com/elpais/2015/02/23/eps/1424708364_843129.html

 

Durante algo más de 40 años de lectura, una frase se ha grabado como ninguna otra en mi mollera. Por no decir que es la única en pie en una mente sin monumentos, aunque también sin escombros. Ocurrió hace 23 años. La frase es de William James, hermano del famoso novelista, y forma parte de una serie de conferencias que el filósofo estadounidense pronunció entre 1901 y 1902 en la Universidad de Edimburgo, y que se recogen en su libro Las variedades de la experiencia religiosa. En realidad, un estudio de la naturaleza humana. En ella, James afirma que el temor a la pobreza que prevalece entre las clases cultas es la enfermedad moral más grave que padece nuestra civilización.

Sin duda se refería a aquellos que, disfrutando de mucho, incluso en exceso, no conciben perder lo más mínimo; y no a quienes tienen serios problemas para llegar a fin de mes, haciendo cuentas como quien baila sobre un alambre, ni a quienes son víctimas de un desalojo o apenas pueden comer. Hace aún más tiempo, más o menos esos 40 años de lectura, cada vez menos ávida, cada vez más sosegada, tuve un sueño que tampoco he podido olvidar. Soñé que era pobre. Lo que se llama de solemnidad. Vivía en el subsuelo, en la red de alcantarillado, con mucha ropa encima, algo que por aquel entonces en casa en absoluto era singular, pues andábamos con el abrigo siempre puesto durante unos cuantos meses al año. En el sueño me alimentaba de pipas de girasol que mis compinches y yo freíamos en bidones llenos de aceite. Naturalmente, usado. Me desperté justo en el momento en que pescaba varias semillas tostadas con la ayuda de una espumadera roñosa de mango muy largo. Y la sensación de fuerza que me dio pensar que, incluso así, podría vivir me acompaña desde entonces como un escudo.

 

martes, 12 de enero de 2021

Costas



Costas 

Elvira Lindo 

El País, 17-04-2013 

 

Cunde por ahí ese pensamiento consolador de que las crisis nos reinventan, toda esa palabrería con que los libros de autoayuda tratan de convencer a sus incautos lectores de que tras el sufrimiento surge un nuevo ser humano dignificado por la experiencia. Pero si cada individuo es prisionero de las tendencias de su carácter qué podemos esperar de los vicios adquiridos por una colectividad. Hay asuntos que a consecuencia de la crisis despertarán en España aún menos interés del que ya provocaban, como la solidaridad internacional o la pérdida progresiva por abandono o derribo del patrimonio histórico; hay aspectos que, ante la urgencia de solventar lo primario, se consideran secundarios, como la cultura, por ejemplo. Y todo esto, aparcado por lo aquello que se considera urgente, nos convertirá, queramos o no, en el mismo país que fuimos. Por muchos golpes de pecho que nos demos en el futuro. 

Ahora vivimos en el futuro de lo que fue la barbarie urbanística que provocó una ilusión de riqueza. Al hilo de esta sensación de fin de época, a diario la prensa hace inventario de lo que se construyó y se destruyó inútilmente. Todas esas reflexiones nos hacen creer a veces que algo estamos aprendiendo, pero sucede que, mientras analizamos con estupor los que nos hicieron o lo que nos dejamos hacer, la estrategia de los que nos gobiernan sigue siendo la misma. En estos días está a punto de aprobarse una serie de modificaciones en la Ley de Costas que van a facilitar la destrucción del litoral que de milagro se había librado del cemento. Y no es lo que nos provoca más interés, como no lo fue entonces, cuando se destruía a diario la riqueza de nuestro patrimonio natural. El medio ambiente sigue siendo secundario, aunque vulnerarlo provoque el pan para hoy hambre para mañana que se ha convertido en nuestro verdadero modelo económico. 

 

 





 

martes, 15 de diciembre de 2020

Viaje en tren

 

Carmen de Burgos (Colombine)

“Mis viajes por Europa”, Madrid, Vda. Sánchez Calleja; entre 1910 y 1919

http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000055153&page=1

El camino presenta continuamente desigualdades: valles profundos, montañas altísimas cuya blancura uniforme rompe, de vez en cuando, un tren que vemos salir de entre la nieve por el agujero de un túnel, y serpentea apareciendo y desapareciendo como si trazase una línea negra al seguir senderos ignorados. Tiene algo de lo fugaz y mágico de esos trenes de juguete que trazan su círculo en un paisaje ideal, cuando se echan diez céntimos en la máquina que pone en juego las manivelas. Si todos los trenes dan cierta ansiedad de viajar en ellos, ningunos como esos trenes de cremallera que asciende agarrándose a la tierra con sus garras potentes, verdaderos monstruos de hierro, nos dan la sensación de ascender, ascender, ascender siempre. Esperamos descubrir desde la altura adónde nos conducen toda la tierra y todo el cielo, como si las esferas partidas para nosotros en extensos planisferios se presentasen ante nuestra vista. Esa atmósfera que se enrarece, esa pesantez que disminuye al subir, nos da idea de que vamos a perder por completo la pesantez y a vivir en la vida de algún otro mundo, allá en la altura.

Y quedan atrás los Alpes berneses y Berna, la gran capital de aspecto aldeano. El día muere dulcemente y no sabemos sí se ha perdido el sol o sí está aún sobre nuestro horizonte oculto en las sombras de las montañas. Pasa una noche entera, una noche extraña, una noche en que la nieve parece que ha guardado la luz y la reverbera. Alumbra la nieve el paisaje como si fuese fosforescente. Se ve la extensión nívea sobre la que se recortan sombras de los helechos puntiagudos, contornos de montañas. Arriba, el cielo lechitierno está opaco y menos luminoso que la nieve; y los lagos, que se abren ante nosotros de vez en cuando como una mancha gris sobre el fondo blanco, parecen agujeros hondos, desgarrones de la nieve.


domingo, 6 de diciembre de 2020

La fiebre de las criptomonedas

La fiebre de las criptomonedas

Rosario G. Gómez

El País, 2-07-2019


https://elpais.com/elpais/2019/07/01/opinion/1561978655_042697.html



Primero se quedó con los datos y ahora quiere el dinero. En una comunidad con 2.700 millones de usuarios, cuya información personal alcanza un valor meteórico, lo que le faltaba a Facebook era una moneda propia. La compañía fundada por Mark Zuckerberg, propietaria de WhatsApp y Messenger, se prepara para lanzar su divisa virtual (libra) el próximo año en una nueva demostración de su inabarcable poderío. Para disipar desconfianzas, se ha apresurado a asegurar que la información financiera la gestionará una empresa distinta y que no compartirá los datos ni la cuenta con terceros sin el consentimiento del cliente.


La reputación de los gigantes tecnológicos, dañada por la fuga de información personal y por los ciberataques, puede ser un factor disuasorio ante esta criptomoneda, cuyas funciones básicas serán transferir dinero entre usuarios y pagar en establecimientos. No deja de ser llamativo que la propuesta de Facebook vaya dirigida a países en vías de desarrollo y que el vídeo de su presentación se haya ilustrado con imágenes de Filipinas y México. Con esta moneda virtual Zuckerberg quiere llegar a esos 1.700 millones de personas de todo el mundo que carecen de una cuenta bancaria. Si según la ONU hay 1.300 millones de pobres, la mitad sobrevive con menos de dos dólares diarios, la cuestión es cómo aspira Facebook a fomentar el ahorro entre la población más desfavorecida. Una considerable parte no tiene cuenta bancaria porque, sencillamente, carece de dinero.


Quienes aplauden la llegada de libra han podido respirar con tranquilidad al saber que su sede legal estará en Suiza, un refugio excepcional para el dinero. A diferencia de otras criptomonedas, cuyo valor se mueve como una montaña rusa, libra aspira a desterrar los fantasmas de la volatilidad y mantener una cierta estabilidad toda vez que estaría referenciada a un paquete de fondos de divisas internacionales, entre ellas el euro y el dólar. Aun así no son pocas las dudas. Los más críticos advierten de que podría utilizarse para financiar actividades delictivas o blanquear dinero. Las autoridades se mantienen alerta. El gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, lo ha expuesto gráficamente: hay que observar el fenómeno “con la mente abierta, pero no con la puerta abierta”. Una cosa es que los usuarios cedan gratis sus datos a Facebook y otra que le confíen su dinero.


miércoles, 11 de noviembre de 2020

Macroestructura, resumen e idea central: "Una explicación del universo"

 Macroestructura 

  1. 1. Los agujeros negros poseen una densidad extraordinaria 

  1. 2. Su densidad atrapa la luz 

  1. 3. El tiempo se detiene en el horizonte del agujero 

  1. 4. El agujero es un depósito de energía 

  1. 5. El encuentro de dos agujeros negros crea un agujero de gusano 

  1. 6. Los agujeros de gusano se cierran una vez abiertos 

  1. 7. Los agujeros negros explican el universo 


Resumen 


El texto habla de los agujeros negros. Primero, dice que poseen una densidad extraordinaria. Luego, afirma que los agujeros negros atrapan la luz, detienen el tiempo y almacenan una enorme cantidad de energía. Después, sostiene que el encuentro de dos agujeros negros crea un túnel, llamado agujero de gusano, que se cierra una vez creado. Al final, señala que el estudio de los agujeros negros, semejantes al infinito, pueden explicar la formación del universo. 


Idea central 


Expresada con una oración 


Los agujeros negros explicaría la formación del universo. 


Expresada con una frase nominal 


La hipotética explicación del universo gracias al estudio de los agujeros negros.