Una columna de Juan José Millás
http://elpais.com/elpais/2013/03/14/opinion/1363279295_408218.html
martes, 19 de marzo de 2013
martes, 12 de marzo de 2013
Nociones de estética
Esta semana hablamos de estética
https://drive.google.com/?tab=wo&authuser=0#my-drive
https://drive.google.com/?tab=wo&authuser=0#my-drive
OCTAVIO PAZ
(“Los hijos del limo”, Barcelona, 1986)
Hay
épocas en que el ideal estético consiste en la imitación de los antiguos; hay
otras en que se exalta a la novedad y a la sorpresa. Apenas si es necesario
recordar, como ejemplo de lo segundo, a los poetas "metafísicos"
ingleses y a los barrocos españoles. Unos y otros practicaron con igual
entusiasmo lo que podría llamarse la estética de la sorpresa. Novedad y
sorpresa son términos afines, no equivalentes. Los conceptos, metáforas,
agudezas y otras combinaciones verbales del poema barroco están destinados a
provocar el asombro: lo nuevo es nuevo si es lo inesperado. La novedad del
siglo XVII no era crítica ni entrañaba la negación de la tradición. Al
contrario, afirmaba su continuidad (. . .).
Lo que distingue a nuestra modernidad de
las otras épocas no es la celebración de lo nuevo y sorprendente, aunque
también eso cuente, sino el ser una ruptura: crítica del pasado inmediato,
interrupción de la continuidad. El arte moderno no sólo es hijo de la edad
crítica, sino que también es el crítico de sí mismo (. . .). Lo nuevo nos
seduce no por nuevo, sino por distinto; y lo distinto es la negación, el
cuchillo que parte en dos el tiempo: antes y ahora.
Lo viejo de milenios también puede
acceder a la modernidad: basta con que se presente como una negación de la
tradición y que nos proponga otra. Ungido por los mismos poderes polémicas que
lo nuevo, lo antiquísimo no es un pasado: es un comienzo. La pasión
contradictoria lo resucita, lo anima y lo convierte en nuestro contemporáneo.
martes, 5 de marzo de 2013
Suscribirse a:
Entradas (Atom)