http://elpais.com/elpais/2014/03/22/opinion/1395505202_696422.html
El partido
Manuel Vicente
Durante la dictadura bastaba con pronunciar la palabra partido y
todo el mundo sabía que te referías al partido comunista. Ahora en
democracia no hay más partido que el clásico entre el Real Madrid y
el Barça. Algunos intelectuales detestan el fútbol porque, tal vez,
solo ven en este deporte un espectáculo alienante de masas, cuando,
bien mirado, se trata de la representación moderna del doble eje que
mueve toda la filosofía griega: la dialéctica entre Apolo y
Dioniso, entre la idea y la orgía. Sobre el césped del estadio
Euclides ha posado el espíritu de la geometría: la línea divisoria
del campo, el círculo central, las áreas, el punto de penalti, el
rectángulo de las porterías, la red. Unos héroes apolíneos
establecen un cálculo en ese espacio impulsando una esfera según
una pauta de la mente hacia la victoria. Alrededor de esta aritmética
pura se agita un coro convulso en las gradas donde toda
irracionalidad tiene su asiento. Allí impone Dioniso su ley: es
necesario sacar el macho cabrío que uno lleva dentro para
sacrificarlo entre rebuznos patrióticos, aplausos, insultos, gritos
y banderas independentistas, rostros pintados con los colores de la
tribu. En el césped solo Apolo mueve a sus héroes cuya acción
equivale al pensamiento. La perfección pone a hervir a la masa.
Cuanto más cerebral sea un pase o más pegado al ángulo un remate,
más ciega será la explosión del coro. Pero la teoría de Apolo se
quiebra cuando, después de marcar un gol, el futbolista demasiado
feliz baila la samba, o se besa el anillo de casado, o se chupa el
dedo pulgar si tiene un hijo recién nacido o se mete el balón bajo
la camiseta si su mujer está embarazada. En este partido clásico
aún podría ser peor si los jugadores del Real Madrid asumieran la
carga de lo español y los del Barça salieran al campo disfrazados
de bandera catalana, puesto que su derrota supondría la de su
patria. Por otra parte la esencia del futbol es el error del árbitro,
incapaz de ver el penalti o el fuera de juego, que hasta los más
tontos del pueblo, convertidos en jueces, ven con claridad por
televisión, pese a lo cual el árbitro puede sacar una tarjeta roja
equivocada y Apolo se va a la mierda. Eso mismo le pasó a Sócrates
en Atenas. Así es la filosofía griega.
TEMA: La evolución de la palabra “partido”
ResponderEliminarRESUMEN: antes sólo se hablaba del comunista, ahora del clásico Madrid-BarÇa, que deja ver gran similitud con la antigua filosofía griega. No deja de ser un choque de rivalidades entre unos idealistas y otros.
OP PERSONAL. El autor refleja el cambio de sociedades, con ello nos dá la idea del fútbol que hoy en día parece ser de vital importancia. Ya que con ello nos sentimos identificados con un grupo de personas con la misma opinión, la cual defendemos a capa y espada. Esto mismo igualmente ocurría con la filosofía griega.