martes, 20 de octubre de 2020

Metamorfosis reproductiva

 Milagros Pérez de Oliva 

El País, 15-09-2018 

 

En La metamorfosis delmundo, su obra póstuma, el gran sociólogo Ulrich Beck cita la revolución de la biología en materia reproductiva como uno de los ejemplos de la metamorfosis que vive el mundo. A diferencia de los cambios revolucionarios, lo que caracteriza un proceso de metamorfosis es que no obedece a ningún programa preconcebido. Es el fruto de múltiples y sucesivos cambios que se entrelazan y dan lugar a nuevos paradigmas. Sucede de manera espontánea y no tiene vuelta atrás. El mundo que surge es muy diferente del anterior. 

Es lo que ha ocurrido en el ámbito reproductivo. En apenas unas décadas, la ciencia ha logrado que la génesis de la vida no dependa del azar. Ahora podemos controlarla. Han sido cambios graduales y acumulativos. Sin marcha atrás. Los anticonceptivos permitieron separar el sexo de la reproducción. Más tarde, la fecundación asistida permitió disociarla del coito y con la fecundación in vitro se pudo engendrar un embrión fuera del seno materno. 

La creación de embriones en el laboratorio permitió manipular su material genético y elegir. Nos apoderamos de la selección natural y ahora pueden nacer niños de tres padres biológicos. Cuando una abuela dio a luz a su nieta biológica, se alteraron las reglas generacionales, igual que la gestación subrogada altera las reglas de filiación. La crioconservación de semen y óvulos permite saltar la barrera de los tiempos reproductivos y hasta los muertos pueden ahora tener hijos. 

Hace unos días hemos sabido que científicos chinos han logrado que nazcan 29 crías de ratón a partir de células reproductivas de parejas del mismo sexo, en concreto hembras. Este experimento rompe otra regla considerada hasta ahora inmutable: la reproducción sexuada que caracteriza a los mamíferos. ¿Adónde nos llevará este hallazgo? Hace tiempo, algunas feministas provocaban a los defensores del patriarcado fabulando con la posibilidad de que una reproducción por partenogénesis permitiera prescindir de los hombres en la reproducción. Ya no parece tan irreal. 

Los artífices de estos avances no pretendían cambiar el mundo. Ni siquiera el paradigma reproductivo. Solo querían tratar la infertilidad o curar algunas enfermedades. Pero lo han cambiado. “No entendemos el mundo”, sostiene Beck, “porque lo que era impensable ayer es real y posible hoy”. 

miércoles, 14 de octubre de 2020

¡Viva la Pepa, pero también las Pepas!

 Pepa Bueno

El País, 3-09-2029

https://elpais.com/elpais/2018/10/02/opinion/1538500003_670312.html


No, no va de autobombo este Acento, perdón por la coincidencia de título y firma. Va de la condescendencia, cuando no la chanza, con la que algunos acogieron las palabras de la vicepresidenta Carmen Calvo cuando propuso incluir la igualdad de género en la reforma de la Constitución.

Dejo para las expertas el repaso exhaustivo y técnico del constitucionalismo español, pero como se acercan los 40 años de 1978 y el debate está abierto, es inevitable echar la vista atrás.

El primer fogonazo constitucional de lo que podíamos llamar la “historia luminosa de España” —de la negra hablamos con frecuencia— se dio en Cádiz. En aquel Cádiz cosmopolita y abierto había mujeres instruidas que hablaban varios idiomas y abrieron sus salones para dirigir tertulias a las que asistían los redactores de la Constitución. Los historiadores citan sobre todo a dos: Margarita López Morla y Frasquita Larrea. Esta última, lectora y defensora de Mary Wollstonecraft, autora del texto fundacional del feminismo Vindicación de los derechos de la mujer, de 1792.

Muchas otras gaditanas, como ocurrió en Zaragoza, Girona o Galicia, se organizaron para participar directamente en la guerra o apoyar la contienda. Pero llegado el momento de la verdad, la Constitución que se proclamó el 19 de marzo de 1812 tuvo nombre de mujer pero le negó a las mujeres la ciudadanía, el derecho de voto y el derecho a la educación.

Las Constituciones de 1931 y 1978 dan saltos de gigante al reconocer la primera el derecho de sufragio a la mujer (aunque la mantenía sojuzgada al hombre en derecho civil y penal); y la segunda, la Constitución vigente, que advierte en su artículo 14 de que no se puede discriminar por razón de sexo y permite desarrollar desde ahí las leyes igualitarias.

Las Constituciones de 1931 y 1978 dan saltos de gigante al reconocer la primera el derecho de sufragio a la mujer (aunque la mantenía sojuzgada al hombre en derecho civil y penal); y la segunda, la Constitución vigente, que advierte en su artículo 14 de que no se puede discriminar por razón de sexo y permite desarrollar desde ahí las leyes igualitarias.

¿Es tan disparatado plantear que una reforma constitucional incluya el derecho al propio cuerpo con todas sus derivadas de derechos reproductivos y sexuales, la protección de la maternidad/paternidad como responsabilidad compartida permitiendo un acceso igualitario al trabajo o el lenguaje inclusivo hasta donde sea posible? Por ejemplo.

martes, 29 de septiembre de 2020

Bienvenida al Curso 2020-2021

 Tras un largo silencio, vuelvo a estar activo para ofrecer a los estudiantes del Curso de Acceso de la UNED un medio de apoyo complementario a la tutoría que sirva para seguir la asignatura Comentario de Texto. 

Con esta intención, iré colgando los textos que analizamos en clase para que con la ayuda de vuestros comentarios y preguntas juntos podamos aumentar nuestra capacidad y competencia a la hora de resumir un texto, establecer su tema e idea principal y dar una opinión coherente y fundamentada sobre los aspectos de su contenido o de su expresión. 

Espero no defraudar vuestras expectativas y que el Curso sea fructífero y entretenido.

lunes, 12 de mayo de 2014

En el aire

Manuel Vicente
EL PAÍS, 30-03-2014
http://elpais.com/elpais/2014/03/29/opinion/1396111486_977293.html


Permanecen en el aire todavía los versos de Safo y de Píndaro que se perdieron; las melodías que inventaron los pastores de Virgilio soplando una caña o el filo de una hoja seca, música de la naturaleza que se llevó el viento; los cánticos, las danzas rituales, las plegarias a unos dioses que también ignoramos; la filosofía y las tragedias escritas en pergaminos que se pudrieron o se hundieron en el polvo o ardieron en la biblioteca de Alejandría. Permanecen en el aire todavía los cuentos narrados de viva voz sobre las alfombras en las esquinas de Bagdad; los consejos de los sabios budistas, místicos y sufíes, que no encontraron respuesta en el corazón de los discípulos y siguieron viaje en el tiempo. Solo una mínima parte de toda la belleza y sabiduría que se ha creado desde el fondo de los siglos en este planeta ha llegado hasta nosotros, pero el resto de ese inmenso caudal no ha desaparecido. Si fueron rimas, canciones o fábulas están todavía suspendidas en la atmósfera; si las enseñanzas grabadas en tablillas de barro, en papiros, vitelas o pasta de celulosa se convirtieron en ceniza o estiércol habrán fecundado la tierra y ahora dan fruto en árboles llenos de pájaros; si un día naufragaron las naves griegas o latinas, los bajeles sarracenos o los barcos cristianos que transportaban dioses de bronce, ánforas con aceite y vino, monedas de oro o mapas de islas del tesoro, ese sagrado cargamento forma parte del mar que ahora navegamos. También han sido infinitos los crímenes que han quedado sin castigo, los ríos de sangre que se han evaporado, los gritos de dolor que llegaban hasta el horizonte. Los nombres de los asesinos impunes componen un cielo muy estrellado. Existen hazañas y matanzas que nunca fueron contadas, enigmas de la historia que han quedado sin resolver, vicios y perversiones que tampoco han sido confesados. El aire de un arte y un horror desconocidos respiramos, pero ese soplo es el sueño que excita solo la imaginación de los poetas, de los músicos, de los pintores, de todos los artistas y al final se hace carne. Realmente la inspiración no es más que el don gratuito que tienen algunos seres para respirar esa carga perdida de belleza y maldad y rescatarla del poder del viento.

domingo, 4 de mayo de 2014

Los mejores y los peores

Los mejores y los peores
Javier Marías, EL PAÍS 20-04-2014
http://elpais.com/elpais/2014/04/16/eps/1397645294_720846.html

Leí hace poco dos viejos versos de Yeats que me parecieron verdaderos, en la medida relativa en que cualquier afirmación lo puede ser: “Los mejores carecen de toda convicción, mientras que los peores están llenos de apasionada intensidad”. Si me parecieron tan “verdaderos” es porque, hasta cierto punto, y con excepciones, definen la historia de la humanidad, y desde luego la de nuestro país. De lo que no cabe duda, en todo caso, es de que los indiscutibles “peores” del pasado siglo triunfaron más que nada por su vehemencia, por su exageración y dogmatismo, por su griterío ensordecedor, por su extremismo simplificador y chillón. Los nazis, los stalinistas, los fascistas italianos, los maoístas chinos o exportados al Perú, todos estuvieron poseídos de indudable ardor. No hablemos de las fuerzas que acabaron imponiéndose en España durante la Guerra Civil y relegando a los “mejores” a la condición de meros espectadores horrorizados, o de exiliados prematuros, o de leales al bando de la República –por ser el único legal– parcialmente a su pesar, es decir, por decencia pero sin convicción. Ésta, en cambio, les sobró a los franquistas, que encima contaron con la bendición de la Iglesia Católica, o aún es más, con su exaltación justificadora de las matanzas. Y si interviene el elemento religioso, entonces el fanatismo, el entusiasmo aniquilador, se agudizan y pierden todo posible freno. Mucho me temo que esa ha sido una de las principales funciones de las religiones: encender mechas, ofrecer coartadas, prometer dichas ultraterrenas a los asesinos por vocación.

Nada tiene por qué cambiar, y en este siglo XXI los peores siguen rebosando intensidad y amparándose en la religión. Puede ser la religión distorsionada, como en el caso de talibanes y yihadistas, que, lejos de menguar, se extienden como la pólvora; o bien sucedáneos de aquélla, en forma de nacionalismos las más de las veces. Proliferan en Europa, y van ganando adeptos, los movimientos y partidos xenófobos y racistas, los que demonizan a los inmigrantes –legales o no, tanto les da–, los que claman “Grecia para los griegos”, “Francia para los franceses”, “España para los españoles” o “Cataluña para los catalanes de verdad”. En este último lugar hay una señora mandona y ensoberbecida, que preside la llamada Asamblea Nacional Catalana, que sin duda está poseída por la vehemencia más apasionada. En virtud de ella, y no de otra cosa, se permite dictar “hojas de ruta” a los representantes políticos surgidos de elecciones democráticas, mientras que a ella nadie la ha votado jamás. Los peores se hacen fuertes cuando los mejores carecen de convencimiento. Cuando éstos se amedrentan y desisten. Cuando temen verse “sobrepasados” o repudiados. Cuando deciden que razonar, argumentar y pactar ya no sirve de nada. Ese “ya” es lo más peligroso que existe. Señala el momento en que los inteligentes arrojan la toalla, en que se resignan a no ser escuchados, en que se persuaden de que sólo el vocerío vale para hacerse oír, y de que, por tanto, una de dos: o hacen literalmente mutis por el foro o se suben a la grupa del simplismo y el estruendo, del blanco o negro, del conmigo o contra mí, de los patriotas y los antipatriotas, o, como sufrimos aquí a lo largo de cuarenta años, de los españoles y los antiespañoles.
(...)