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viernes, 18 de mayo de 2012
miércoles, 16 de mayo de 2012
La palabra
Emilio Lledó, “El Epicureísmo”, Ed. Taurus, 2003, Madrid.
La palabra
es efectivamente el vínculo formal que atenaza o aproxima a los hombres; pero
también es la manifestación de ese microcosmos fabricado en los recovecos de su
intimidad. Al hablar con otros, dejamos irradiar verdaderamente lo que somos o,
mejor, lo que hemos llegado a ser. La monotonía de los cuerpos, la repetida
forma que ciñe nuestra naturaleza y que
habla, sobre todo, de la homogeneidad de los hombres, de su semejanza esencial,
de su casi idéntica estructura, explota y se amplía en la multiforme variedad
de lo que hablamos, en las distintas manifestaciones de ese diverso mundo que
llevamos dentro, que arrastramos con nosotros mismos y que es lo que
verdaderamente nos constituye, lo que nos hace, lo que nos sustenta. Esa lengua
real, ese pequeño trozo húmedo de nuestro cuerpo, similar al de todos los
hombres, articula un aire fonético, modula en nuestro entorno unos sonidos, que
no sólo se aproximan a lo que pensamos, a lo que sentimos, sino que también
dicen lo que somos.
miércoles, 9 de mayo de 2012
La imaginación ética
Victoria Camps
“¿Hay que vivir solo para ser libre” La
pregunta, que fue uno de los temas propuestos a los bachilleres franceses en
los exámenes de junio de 1980, además de incitarnos al lamento por el desigual
nivel entre nuestros estudiantes y los del país vecino, tiene la virtud de
sugerirnos esa serie de “conexiones” y “diferencias” con las cuales
Wittgenstein pretendía evitar que el filósofo se perdiera en la niebla de sus
especulaciones. “Libertad”, en efecto, connota, supone e implica “soledad”, en
la medida en que se diferencia e incluso se opone a “igualdad”, a
“universalidad” o a “uniformidad”. Se sabe libre quien se siente autónomo,
independiente; incoaccionado, insumiso, quien se resiste a verse perdido entre
las cosas, enajenado en ellas o por ellas, extrañado en y por sus semejantes.
Ser libre significa saber y poder responder de uno mismo, esforzarse por
mantener una cierta integridad y coherencia. La libertad casa bien con la “diferencia”:
con la distancia respecto a lo que iguala e impide un autodesarrollo suficiente
y satisfactorio.
miércoles, 2 de mayo de 2012
Primero de Mayo político
Editorial
La Razón 02-05-2012
Los actos de conmemoración del Primero de Mayo no han tenido ni el mínimo
éxito que podían augurar la explosiva mezcla del paro, la dureza de la crisis y
la llamada a tomar las calles efectuada desde el PSOE de Rubalcaba e IU. Las
cifras facilitadas por las Fuerzas de Seguridad son el reflejo de un fracaso,
de un escaso poder de convocatoria que contrasta con el descarado
optimismo de los organizadores de las marchas. Sin embargo hubo ayer otra
imagen que retrata mejor las causas del fracaso del sindicalismo en esta
crisis: la de los dirigentes socialistas detrás de las pancartas
reivindicativas sólo meses después de ser barridos de las urnas por haber
hundido a España en un agujero económico sin precedentes en la democracia. El
hecho de que Valeriano Gómez, ministro de Trabajo socialista, que dejó su
Ministerio con cinco millones de parados, figure sin problema alguno entre
quienes gritan ahora contra el Gobierno del PP en demanda de medidas contra el
paro revela que en la labor de los sindicatos llamados de clase, de UGT y CC
OO, ha tenido mayor importancia su labor de correa de transmisión de los
partidos de izquierda, que su papel como defensores de los derechos de
los trabajadores y de lucha contra el paro. La radicalidad de los mensajes de
los dirigentes sindicales no estuvo presente en ninguno de los anteriores
Primeros de Mayo, en los que las listas del paro crecían por cientos de miles
ante la ausencia de medidas correctoras eficaces o por la simple ineptitud de
los sucesivos Ejecutivos socialistas. Quizá el fracaso sindical obedezca
también a que los ciudadanos no han olvidado todavía, pese a la estrategia del
ruido y la algarada, que tampoco UGT y CC OO promovieron grandes
protestas ni una huelga general cuando el propio Gómez dirigía el Ministerio
que introdujo una errónea reforma laboral, la cual, al final, sólo sirvió para
facilitar despidos más baratos, pero mantenía intactos los privilegios de los
sindicatos. Ni Méndez ni Toxo quisieron en su momento levantar la bandera
en defensa de los parados y ahora tampoco son capaces de aportar soluciones.
Tuvieron la ocasión de consensuar con la patronal una reforma, pero fueron
incapaces de ceder en sus privilegios en la creencia de que el Gobierno no se
atrevería a gobernar. La defensa de los derechos de los trabajadores,
legítimamente expresada por muchos de los ciudadanos que se manifestaban ayer
pacíficamente, no puede quedar reducida en modo alguno a lo que hoy
sonCC OO y UGT y a su amenaza de mantenerse en la calle y promover huelgas
generales hasta hacer doblar la rodilla al equipo de Rajoy. Hasta forzar a un
Ejecutivo recién elegido por la mayoría absoluta de los ciudadanos a renunciar
a la única política que, visto el fracaso de la izquierda, puede recuperar la
solidez económica de España y la capacidad de volver a generar puestos de
trabajo.miércoles, 25 de abril de 2012
miércoles, 18 de abril de 2012
Otro país
Elvira Lindo
El País 18-04-2012
El País 18-04-2012
El país ha cambiado. No por la crisis, cambió hace bastantes años, hasta el punto de que resultaba una inaudita anacronía leer, en aquel libro de Pilar Urbano, que doña Sofía sostenía que un Rey muere en la cama, que jamás se jubila. Era sin duda una afirmación de más calado que aquella en la que mostraba su disgusto hacia las carrozas gays, pero ya se sabe que en este extraño presente que nos ha tocado en suerte lo que concierne al común de los mortales es secundario. Un Rey muere en la cama. A mí se me vino a la cabeza Aurora Bautista cuando poseída por su papel de Juana la Loca decía aquello de “El Rey no ha muerto, el Rey está dormido”.
El país ha cambiado. Tanto como para que sus visibles cabeceos después de afirmar que el paro juvenil le quita el sueño sean motivo de cachondeo (ahí cabría una intervención de Aurora Bautista). Tanto como para que chirríe el hecho de que responda de mala manera a su mujer en público, o a los periodistas cuando le preguntan por su salud. Esas salidas de tono, que fueron calificadas antaño como campechanía, hoy no son más que signos de extrema irritabilidad. Algo que se hizo patente en el célebre “¿Por qué no te callas?”, que tanto se celebró y que personalmente no comprendí en quien actúa como un diplomático de más alto nivel.
El país ha cambiado tanto como para exigir algo de coherencia moral a quien predica, pero no con el ejemplo. Me refiero, por supuesto, a hacer compatible la defensa de una esposa que esté a la altura del rango con la deslealtad permanente al matrimonio. Al país le han crecido los molestos amantes de los animales, los jóvenes sin futuro que exigen transparencia, los ciudadanos que no entienden que una familia se pueda regir por leyes diferentes al resto.
Han crecido por miles aquellos que se preguntan, ¿y quién ha dicho que un Rey lo es hasta la muerte?
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