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Enrique Vila-Mata
Al contrario
No soporto más de cinco minutos de una película de Godard y sin
embargo me gusta mucho su obra; me atrae, me fascina cuando la
observo en un plano general; no es un conjunto constituido solo por
filmes (por cierto, ha rodado más de 200), sino también por una
especie de incansable adéndum de entrevistas y conversaciones en el
que se percibe una notable afición al diálogo socrático y una
maniática tendencia a discutirlo todo; incluidos, por supuesto, los
resultados de su trabajo como cineasta.
Resulta estimulante ver cómo somete su obra a una constante
revisión crítica y a numerosos principios de incertidumbre y cómo
le lleva la contraria a toda idea establecida. Una vez, le espié en
un café de París y vi que, en cuanto sus amigos daban algo por
seguro, él intervenía para ponerlo de nuevo todo patas arriba.
—Al contrario.
Esta era su forma preferida de interrumpirles, de combatir
cualquier idea de tierra firme.
Yo sé que Godard, llevado precisamente por esa tendencia a
refutar lo último que ha oído (aunque eso último lo acabe de decir
él mismo), termina siempre poniendo en tela de juicio sus propias
películas, también su último acierto o error… Un tipo realmente
infatigable, siempre en combate. Gracias a su afán de diálogo, su
producción tan discutida —para empezar, discutida a fondo por él
mismo— ha ido convirtiéndose, con la ayuda de su peculiar adéndum,
en una síntesis en miniatura de la gran confluencia de dudas que es
la historia general de la creación artística.
Él encarna esa agónica síntesis, y yo desde luego prefiero sus
descensos al abismo que la tendencia de algunas glorias patrias a
subirse, cual doñas Perfectas, al primer pedestal sólido que
encuentran.
“Pensar, crear, es un acto de resistencia” (Godard).
Su incansable apéndice de conversaciones, de teorías a mansalva
y de entrevistas puede ser consultado, de la mano de Núria Aidelman
y Gonzalo de Lucas, en Jean-Luc Godard. Pensar entre imágenes
(Intermedio). Ayer mismo, ojeando el libro, vi claro que si bien no
me gusta su cine, jamás podré olvidar el baile de Anna Karina en
Bande à Part, la escena de la guerra y las postales en Les
carabiniers, la portentosa desorientación de Brigitte Bardot en Le
mepris…
No hace mucho traté de darle otra oportunidad al DVD de Le
mepris, pero vi unas pocas escenas y me fui corriendo a dormir. Acabé
soñando con Bardot desorientada por las calles erráticas de una
intriga que no ha quedado nada anticuada… ¡Al contrario! La trama
narra cómo Fritz Lang filma La odisea de Homero y cómo el productor
Prokosch, que menosprecia sus filmes de autor, le pide a un escritor
mediocre que reforme el guion...
¿No es exactamente lo que vemos todos los días? La industria y
los productores hundiendo cualquier conato de gran arte.
“Es el fin, casi no se puede crear” (Godard).
—Usted parece muy despegado del mundo —le dijeron el otro día.
—¡Al contrario! ¡Al contrario! Me siento muy apegado a la
vida. En relación a esto, el otro día Anne-Marie me dijo que si me
sobrevivía haría escribir en mi tumba: “Al contrario...”.