miércoles, 14 de octubre de 2020

¡Viva la Pepa, pero también las Pepas!

 Pepa Bueno

El País, 3-09-2029

https://elpais.com/elpais/2018/10/02/opinion/1538500003_670312.html


No, no va de autobombo este Acento, perdón por la coincidencia de título y firma. Va de la condescendencia, cuando no la chanza, con la que algunos acogieron las palabras de la vicepresidenta Carmen Calvo cuando propuso incluir la igualdad de género en la reforma de la Constitución.

Dejo para las expertas el repaso exhaustivo y técnico del constitucionalismo español, pero como se acercan los 40 años de 1978 y el debate está abierto, es inevitable echar la vista atrás.

El primer fogonazo constitucional de lo que podíamos llamar la “historia luminosa de España” —de la negra hablamos con frecuencia— se dio en Cádiz. En aquel Cádiz cosmopolita y abierto había mujeres instruidas que hablaban varios idiomas y abrieron sus salones para dirigir tertulias a las que asistían los redactores de la Constitución. Los historiadores citan sobre todo a dos: Margarita López Morla y Frasquita Larrea. Esta última, lectora y defensora de Mary Wollstonecraft, autora del texto fundacional del feminismo Vindicación de los derechos de la mujer, de 1792.

Muchas otras gaditanas, como ocurrió en Zaragoza, Girona o Galicia, se organizaron para participar directamente en la guerra o apoyar la contienda. Pero llegado el momento de la verdad, la Constitución que se proclamó el 19 de marzo de 1812 tuvo nombre de mujer pero le negó a las mujeres la ciudadanía, el derecho de voto y el derecho a la educación.

Las Constituciones de 1931 y 1978 dan saltos de gigante al reconocer la primera el derecho de sufragio a la mujer (aunque la mantenía sojuzgada al hombre en derecho civil y penal); y la segunda, la Constitución vigente, que advierte en su artículo 14 de que no se puede discriminar por razón de sexo y permite desarrollar desde ahí las leyes igualitarias.

Las Constituciones de 1931 y 1978 dan saltos de gigante al reconocer la primera el derecho de sufragio a la mujer (aunque la mantenía sojuzgada al hombre en derecho civil y penal); y la segunda, la Constitución vigente, que advierte en su artículo 14 de que no se puede discriminar por razón de sexo y permite desarrollar desde ahí las leyes igualitarias.

¿Es tan disparatado plantear que una reforma constitucional incluya el derecho al propio cuerpo con todas sus derivadas de derechos reproductivos y sexuales, la protección de la maternidad/paternidad como responsabilidad compartida permitiendo un acceso igualitario al trabajo o el lenguaje inclusivo hasta donde sea posible? Por ejemplo.

martes, 29 de septiembre de 2020

Bienvenida al Curso 2020-2021

 Tras un largo silencio, vuelvo a estar activo para ofrecer a los estudiantes del Curso de Acceso de la UNED un medio de apoyo complementario a la tutoría que sirva para seguir la asignatura Comentario de Texto. 

Con esta intención, iré colgando los textos que analizamos en clase para que con la ayuda de vuestros comentarios y preguntas juntos podamos aumentar nuestra capacidad y competencia a la hora de resumir un texto, establecer su tema e idea principal y dar una opinión coherente y fundamentada sobre los aspectos de su contenido o de su expresión. 

Espero no defraudar vuestras expectativas y que el Curso sea fructífero y entretenido.

lunes, 12 de mayo de 2014

En el aire

Manuel Vicente
EL PAÍS, 30-03-2014
http://elpais.com/elpais/2014/03/29/opinion/1396111486_977293.html


Permanecen en el aire todavía los versos de Safo y de Píndaro que se perdieron; las melodías que inventaron los pastores de Virgilio soplando una caña o el filo de una hoja seca, música de la naturaleza que se llevó el viento; los cánticos, las danzas rituales, las plegarias a unos dioses que también ignoramos; la filosofía y las tragedias escritas en pergaminos que se pudrieron o se hundieron en el polvo o ardieron en la biblioteca de Alejandría. Permanecen en el aire todavía los cuentos narrados de viva voz sobre las alfombras en las esquinas de Bagdad; los consejos de los sabios budistas, místicos y sufíes, que no encontraron respuesta en el corazón de los discípulos y siguieron viaje en el tiempo. Solo una mínima parte de toda la belleza y sabiduría que se ha creado desde el fondo de los siglos en este planeta ha llegado hasta nosotros, pero el resto de ese inmenso caudal no ha desaparecido. Si fueron rimas, canciones o fábulas están todavía suspendidas en la atmósfera; si las enseñanzas grabadas en tablillas de barro, en papiros, vitelas o pasta de celulosa se convirtieron en ceniza o estiércol habrán fecundado la tierra y ahora dan fruto en árboles llenos de pájaros; si un día naufragaron las naves griegas o latinas, los bajeles sarracenos o los barcos cristianos que transportaban dioses de bronce, ánforas con aceite y vino, monedas de oro o mapas de islas del tesoro, ese sagrado cargamento forma parte del mar que ahora navegamos. También han sido infinitos los crímenes que han quedado sin castigo, los ríos de sangre que se han evaporado, los gritos de dolor que llegaban hasta el horizonte. Los nombres de los asesinos impunes componen un cielo muy estrellado. Existen hazañas y matanzas que nunca fueron contadas, enigmas de la historia que han quedado sin resolver, vicios y perversiones que tampoco han sido confesados. El aire de un arte y un horror desconocidos respiramos, pero ese soplo es el sueño que excita solo la imaginación de los poetas, de los músicos, de los pintores, de todos los artistas y al final se hace carne. Realmente la inspiración no es más que el don gratuito que tienen algunos seres para respirar esa carga perdida de belleza y maldad y rescatarla del poder del viento.

domingo, 4 de mayo de 2014

Los mejores y los peores

Los mejores y los peores
Javier Marías, EL PAÍS 20-04-2014
http://elpais.com/elpais/2014/04/16/eps/1397645294_720846.html

Leí hace poco dos viejos versos de Yeats que me parecieron verdaderos, en la medida relativa en que cualquier afirmación lo puede ser: “Los mejores carecen de toda convicción, mientras que los peores están llenos de apasionada intensidad”. Si me parecieron tan “verdaderos” es porque, hasta cierto punto, y con excepciones, definen la historia de la humanidad, y desde luego la de nuestro país. De lo que no cabe duda, en todo caso, es de que los indiscutibles “peores” del pasado siglo triunfaron más que nada por su vehemencia, por su exageración y dogmatismo, por su griterío ensordecedor, por su extremismo simplificador y chillón. Los nazis, los stalinistas, los fascistas italianos, los maoístas chinos o exportados al Perú, todos estuvieron poseídos de indudable ardor. No hablemos de las fuerzas que acabaron imponiéndose en España durante la Guerra Civil y relegando a los “mejores” a la condición de meros espectadores horrorizados, o de exiliados prematuros, o de leales al bando de la República –por ser el único legal– parcialmente a su pesar, es decir, por decencia pero sin convicción. Ésta, en cambio, les sobró a los franquistas, que encima contaron con la bendición de la Iglesia Católica, o aún es más, con su exaltación justificadora de las matanzas. Y si interviene el elemento religioso, entonces el fanatismo, el entusiasmo aniquilador, se agudizan y pierden todo posible freno. Mucho me temo que esa ha sido una de las principales funciones de las religiones: encender mechas, ofrecer coartadas, prometer dichas ultraterrenas a los asesinos por vocación.

Nada tiene por qué cambiar, y en este siglo XXI los peores siguen rebosando intensidad y amparándose en la religión. Puede ser la religión distorsionada, como en el caso de talibanes y yihadistas, que, lejos de menguar, se extienden como la pólvora; o bien sucedáneos de aquélla, en forma de nacionalismos las más de las veces. Proliferan en Europa, y van ganando adeptos, los movimientos y partidos xenófobos y racistas, los que demonizan a los inmigrantes –legales o no, tanto les da–, los que claman “Grecia para los griegos”, “Francia para los franceses”, “España para los españoles” o “Cataluña para los catalanes de verdad”. En este último lugar hay una señora mandona y ensoberbecida, que preside la llamada Asamblea Nacional Catalana, que sin duda está poseída por la vehemencia más apasionada. En virtud de ella, y no de otra cosa, se permite dictar “hojas de ruta” a los representantes políticos surgidos de elecciones democráticas, mientras que a ella nadie la ha votado jamás. Los peores se hacen fuertes cuando los mejores carecen de convencimiento. Cuando éstos se amedrentan y desisten. Cuando temen verse “sobrepasados” o repudiados. Cuando deciden que razonar, argumentar y pactar ya no sirve de nada. Ese “ya” es lo más peligroso que existe. Señala el momento en que los inteligentes arrojan la toalla, en que se resignan a no ser escuchados, en que se persuaden de que sólo el vocerío vale para hacerse oír, y de que, por tanto, una de dos: o hacen literalmente mutis por el foro o se suben a la grupa del simplismo y el estruendo, del blanco o negro, del conmigo o contra mí, de los patriotas y los antipatriotas, o, como sufrimos aquí a lo largo de cuarenta años, de los españoles y los antiespañoles.
(...)

lunes, 28 de abril de 2014

Del amor

Del amor
Rosa Montero
EL PAÍS, 28-01-2014
http://elpais.com/elpais/2014/01/27/opinion/1390827996_544810.html

Llevo días resistiendo la tentación de escribir sobre los líos de Hollande porque me parecía que era rendirse al morbo más cotilla y a los bajos instintos. Pero, claro, es que hasta los medios serios lo sacan en portada. ¿Por qué nos interesa tanto este culebrón sentimental? En primer lugar, quizá porque resulta incomprensible que ese garbanzo poco cocido que es Hollande tenga tanto éxito con las mujeres, y eso puede ser alentador para la gente que se considere poco atractiva, del mismo modo que las viejas películas de Landa, en las que el actor ligaba con rubias reventonas, eran un lenitivo para los feos (pero no se equivoquen: lo de Hollande solo demuestra que el poder es, en efecto, un afrodisíaco para ciertas mujeres; o sea que los feos sin poder lo tienen crudo).


Luego está la inquietante sospecha de que, cuando uno anda metido en un tobogán emocional de ese calibre, no tiene la cabeza para nada más. Al menos yo, en momentos así, no he podido ni escribir ni pensar ni ser persona, pero claro, yo no era el presidente de un país. Y así como el exministro inglés David Owen demuestra en su fascinante ensayo En el poder y en la enfermedad que la salud, otro tema tan privado como el amor, puede terminar teniendo tremendas consecuencias públicas (las depresiones de Lincoln o De Gaulle, el trastorno bipolar de Churchill…), cabe temer que los arrechuchos sentimentales te dejen las neuronas perjudicadas durante cierto tiempo. Por último, creo que hay otra razón para nuestro interés, algo de lo que no se habla porque nos parece cursi y pueril mencionarlo, y es la importancia que le damos al amor, al espejismo del amor, a la droga del amor, a ese fuego que nos arde en las entrañas, a la punzante nostalgia por tenerlo, si ahora mismo no lo gozamos. Sí: aunque parezca mentira, el efímero y tembloroso ensueño del amor también influye en el mundo.
Webconferencia AVIP

lunes, 7 de abril de 2014

Pronóstico

http://elpais.com/elpais/2014/03/30/opinion/1396190792_871393.html
Pronóstico
Almudena Grandes
EL PAÍS, 31- 03 - 2014


Soy madrileña, hija de madrileños, nieta de madrileños, aunque pocas veces he alardeado de esa condición. Hoy voy a hacerlo, porque Madrid es mi ciudad, porque me pertenece tanto como yo a ella. Porque mis padres apenas tuvieron la oportunidad de manifestarse en sus calles, pero mis abuelos y mis bisabuelos sí lo hicieron. Y porque yo, que lo he hecho muchas veces, tengo la santa intención de seguir saliendo a la calle a protestar mientras me sostengan las piernas.


Soy madrileña. Tanto o más que los comerciantes de la Puerta del Sol, que la señora alcaldesa, que sus concejales. Por eso padezco una ciudad sucia, unos transportes públicos muy caros, impuestos abusivos, obras superfluas e inacabables, unos servicios públicos degradados, las consecuencias del faraónico endeudamiento del alcalde Gallardón y las derivadas de los estruendosos fracasos —Olimpiadas, Eurovegas, etcétera— en los que han naufragado de la mano el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid.


Soy madrileña, pero invito a cualquier ciudadano español, dondequiera que haya nacido, a acompañarme en el sonrojo universal que inspira la última ocurrencia de Botella, que ha sido secundada por todo un ministro del Interior. Fernández Díaz ha apoyado el recorte del derecho de manifestación, en defensa de los derechos de quienes no se manifiestan, aunque sabe que, y cito textualmente, “probablemente su propuesta no concuerde con la lectura unánime de la legalidad que hacen los tribunales”. Esta última declaración es bochornosa, pero bien mirada, da más miedo que vergüenza. ¿Cuántos violentos destrozando escaparates, cuántos policías indefensos, cuántos operativos de seguridad defectuosos harán falta para destruir la unanimidad jurídica que contraría la voluntad del ministro? Yo que ustedes, empezaría a entrenarme para correr el maratón. Me temo que nos va a hacer falta.